Un viaje a Sanmao

Parte II

A la viajera le gusta observar de cerca los lugares sobre los que ha leído. Ya los ha sentido, ha estado allí de otra manera. Por eso, llega un día a Playa del Hombre, Gran Canaria. Encuentra la casa en la que se instaló Sanmao con José María Quero, su pareja, después de salir de El Aaiún tras la Marcha Verde. Se asoma entre los barrotes que dan al jardín delantero de la casa y la piensa. Como ella, cientos de viajeros chinos llegan hasta las islas Canarias cada año para interiorizar el mapa de lo imaginado, el escenario de lo literario. La viajera percibe a la escritora. Su presencia alguna vez allí estuvo, y por tanto, está. Las casas como cuerpos que acogen y guardan. La vida pasada como información que debe estar almacenada entre techo y paredes. Y, si aún quedan objetos, elementos de vida que siguen acompañando como la personalidad de las historias que somos. No hace tanto, los días aquí eran otros. La viajera se va, despega de vuelta y la ventanilla le muestra el pueblo y la playa comprimidos. La existencia desde arriba se recoloca: añoranza por el escenario que dejamos ya al borde del que vendrá. Volar asienta los pies en la tierra.

Entrada a la casa de Sanmao en Playa del Hombre, Gran Canaria. Sergio Erro

Unos trabajadores del cementerio de Santa Cruz de La Palma se empezaron a preguntar por qué llegaban tantas personas de China preguntando por un nicho en concreto. Fue así como dieron con la historia de la mujer que contó muy lejos sobre estas islas, sus gentes, paisajes. La vida de una extranjera en una isla verde y remota. Un peregrinaje de miles de kilómetros hasta Tenerife, Gran Canaria y La Palma solo por ver los lugares imaginados. Las tres islas en las que Sanmao se estableció por el trabajo de su marido, José María, submarinista que perdió la vida en las aguas de La Palma. Desde hace dos años, estas islas han diseñado los itinerarios que lleva a los visitantes por los lugares que ella frecuentó. La Ruta de Sanmao en La Palma y El viaje de Sanmao en Gran Canaria. Aunque la casa de Sanmao en Playa del Hombre no se puede visitar porque es privada, tiene un panel que la recuerda en la entrada.

“La entrada de mi casa daba a una calle contigua al infinito desierto, que se extendía suave, tranquilo y misterioso hasta el horizonte. Tenía un color amarillo tierra. Pensé que el paisaje de la luna y el de aquel lugar debían de ser parecidos. Me encantaba ver cómo el desierto se teñía de rojo al atardecer. Cada día, al ponerse el sol, me sentaba en la azotea hasta que oscurecía. Y, no sé por qué, me sentía tremendamente sola”.

Sanmao, Diarios del Sáhara

Niño en la puerta de entrada de la casa de Sanmao en El Aaiún. Sergio Erro

En El Aaiún recuerdan a Sanmao. La viajera no tiene muchos datos, solo que la casa estaba en la antigua Avenida de Catalunya. Le habían avisado que poco queda de la apariencia original de la casa: el blanco pasó a ser ocre y la casa se dividió en dos. El taxi la deja en un barrio alejado del centro y tiene que ir preguntando a la gente que se encuentra por la calle por la casa de la escritora de oriente. Como dice el proverbio saharaui “El camello extraviado estará donde menos esperes”, está en el sitio equivocado y tras preguntar a varias personas sin éxito y perderse por las callejuelas, un señor la lleva en su propio coche hasta el lugar exacto. Una amplia avenida de las afueras, al otro lado de la calle las dunas y el río Saguía el-Hamra. Hay una pequeña tienda con un mostrador que da a la calle en la casa de al lado, pero en la pared y medio escondida, hay una inscripción que señala que esa fue la casa de Sanmao.

Fachada de la casa de Sanmao en El Aaiún. Sergio Erro
Detalle de la casa de Sanmao. Sergio Erro
Bahía Awah

Bahia Mahmud Awah es un escritor, poeta, investigador y antropólogo saharohispano. Natural de la excolonia española del Sáhara Occidental, actual República Saharaui Democrática.

Bahía Awah, escritor y poeta saharaui en el exilio conoció a Sanmao a través de sus alumnos chinos en una clase que impartía en la Universidad Autónoma. Su sorpresa fue grande cuando preguntó al alumnado si conocían su pequeño país africano y todos respondieron que sí, por una escritora muy popular en su país y sus cuentos sobre el Sáhara. Opina que si aún hoy viviera Sanmao “habría luchado sin cesar con los saharauis en su frente intelectual a nivel internacional”. Cuenta que los dirigentes saharauis están estudiando la manera de declararla como parte del patrimonio de la historia saharaui. “Sanmao amó con profundidad la cultura y el pueblo saharaui con el que vivió en sus jaimas y se adentró en su cultura desde una edad juvenil fascinante. Su belleza humana y física impresionó a muchos jóvenes saharauis de su época. Los estudiantes chinos me comentaron que Sanmao hoy es el símbolo de las cadenas rotas de las mujeres chinas. Las cadenas que rompieron para salir de las tradiciones en las que estaban atrapadas en su cultura. No viajaban, no se casaban con extranjeros y no estudiaban en otros mundos. Sanmao es hoy para las mujeres chinas un símbolo de feminismo”.

Sanmao y su pareja José María en su casa de El Aaiún.

Anne Liu, de Guangdong ha viajado dos veces a Canarias solo para ver los sitios sobre los que ella escribió. “En su casa ahora vive otra gente y sólo pude hacerme una foto en la puerta, pero fue suficiente. Sanmao se parecía mucho a cómo es la gente que vive aquí. Por eso entiendo que ella fuera tan feliz en Canarias”.

Leyó por primera vez a Sanmao con 12 años. “Leí todos sus libros, tenía la casa llena de libros de Sanmao. Quería irme a viajar fuera de China, era muy revolucionaria y no quería seguir el patrón que me habían marcado mis padres. Sanmao nos enseñó que había un mundo entero fuera de China esperando”.

A pesar de la popularidad de la viajera en China desde hace cuatro décadas y de publicar cerca de 14 libros y cientos de artículos en periódicos donde narraba su vida en los distintos sitios donde vivió en España (Sáhara Occidental, Islas Canarias, Madrid…) no ha sido traducida al español hasta 2016 por la editorial Rata Books.

Sanmao lleva inspirando a cruzar las puertas a otros mundos desde hace cuarenta años. Ahora que puede ser leída en los lugares sobre los que ella escribía conocemos la dimensión de su obra: inspiración para salir de los moldes impuestos, un hilo de conocimiento y encuentro entre oriente y occidente, respetar al otro, sentir sin límites.

«No me preguntes de dónde vengo. Mi origen es muy lejano. ¿Por qué vagabundear tan lejos?»

El Olivo, Sanmao

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